domingo, julio 03, 2005

Un adelanto de un cuento largo que algun dia van a publicarme

(...) Cuando volvió a la casa, mareada como dulcemente, se deslizó hacia una silla de colores fucsia y morados con extraños arabescos donde procedió a dejar su abrigo y su bolso. Pero como decidió sentarse a mirar hacia el frente o algún lado que no fuera el piso, tiendo a creer que fue eso su perdición. La de lo que quedaba de su mente, por lo menos.
Su vista de detuvo en seco y se aferró a esa imagen que le congeló los tendones de los brazos. Le había parecido una vez más que el lienzo se movía, que las ramificaciones de sus bordes, parecían cada vez más extensos y robustos árboles de sangre... pero ¿porque sentía, que ese material plano, blanco y liso, la acosaba? A veces temía que fuera a gritarle algo: - BASTA! ENFERMAA !! NOO, NO VES?? Dejá de querer superar al resto de tus congéneres con tus experiencias extraordinarias! Pará de alucinar y de perderte de una vez por todaaaaas!!! -. Ella sabía que esa era la vida que había elegido, que hacia partícipes a un grupo de gente que ola seguía y que con su obsecuencia por su decadente y pasiva locura habían entrado en un espiral infinito, perdido entre flores de lava y nubes fluorescentes. Muchos iban cayendo indespectiblemente al piso y quedando rígidos por el golpe cuando ella se explayaba más allá de ellos y seguía... flotaba... volaba... y seguía en pie. Ella, la única, la maestra, la mente, la mejor. El punto de recurrencia y de vista de todos sus amigos era a partir del que ella planteaba... y eso no cambiaba, los que quebraban esa armonía no la enfurecían, ni la rebajaban, simplemente seguían vagando fuera de su círculo de aire de arcoiris.
Para cuando hubo caído en la cuenta de que estaba recostada sobre el piso en una poscición extraña pero no incomoda -¿cómo puede incomodarse alguien cuando no siente su cuerpo?-, vio hacia el techo irse la luz de las puertas y la llave le cayó en el pecho.
Abrió los ojos, y, por fin despierta, se levantó del suelo acariciando la alfombra y dejando volar toda ala vaporosa tela de su vestido. Tambaleándose llegó hasta la cocina donde la luz del tubo le desintegró las pupilas y, cayendo nuevamente, estiró con gracia y majestuosidad su brazo mate y esbelto y con sus uñas de cristal tocó la luz, y desapareció.

Carionte es el felino más elevado y espiritual de este universo, y cuando baila conmigo abrazan mis párpados a mi conciencia y vivo. Vivo... ¡La cara! ¡ mi piel y el frío! ¡ se me hiela la cáscara como a un solitario durazno cuando cae a la nieve albina desde el cielo estancado! Se hiela... las dagas... ¡Las dagas! Las agudas exaltan mi sangre y no puedo... VER.
- Ay... Carionte, no... mis brazos, ¡me lastimaste! ...te amo, gracias por despertarme...
- Miooowww.
- Hm... jaja. – aspira – Gracias.

Debería decirle a Jorge que el pasaje me lo dé mañana... es raro estar consciente.
Pero no puedo ni dormir, necesito ver el pasto, necesito leer unas páginas, y fundirme en el papel de amarillento ámbar seco... las letras negras como pestañas y curvadas tan retorcidamente como nuestros deseos... NO. Basta, basta... basta, Ariadna que te estás yendo de control... podría caer en la decadencia? Que triste extremidad me espera para acabar repentina y abruptamente con esta locura... ? Parece que me decidí. Como si lo hubiera resuelto... es locura, o es poder? El poder es enfermizo. Es inconsciencia permitida, es una pluma en el viento que indefectiblemente va a parar al fuego. Entonces, que estoy haciendo? Debería dejar mi estilo de vida, los alucinógenos y los delirios exóticos y paganos para pertenecer a la crueldad de la raza humana...? Tal vez sea una cobardía, pero me opongo. No quiero transformar mi mente en un zoológico de extremidades y sacrificios, criminales, absurdos, bellos, profundos y siniestros... mi cuerpo va a ayudar a trasladar mi mente a seres superiores... o exteriores, a ELLOS. No necesito realidad, no necesito amor, ni odio ni tristeza, y ya no necesito cuestionarme mas la temible raza en que nací... quiero ser nada, YA. Suficientes humanidades * por hoy...

(...)

*N. de la A.: humanidades. Ariadna lo dice de forma despectiva y cansina.